El campamento educativo imprime un resultado positivo en los grupos, en cuanto a la efectividad y al dinamismo, llegando así a concretar recursos pedagógicos que garanticen y favorezcan el manejo adecuado de la afectividad. Llevando un buen proceso de maduración de lo afectivo, se verá el éxito de nuestros objetivos.

Las actividades realizadas en un campamento educativo buscan inculcar el bien común, la armonía, la convivencia, la alegría y la felicidad de todos los integrantes que lo conforman (docentes, alumnos, auxiliares, líderes, encargados de curso, etc.) para lograr un desarrollo integrado en lo personal, social, afectivo y espiritual.

Cuando un docente utiliza en los campamentos, no sólo los recursos técnicos en la experiencia campamentil, sino también aquellos pertenecientes a la pedagogía y al trabajo espiritual, coordinados y supervisados en forma seria y responsable, la actividad puede resultar enriquecedora y positiva para el proceso de enseñanza-aprendizaje de la educación de los niños, jóvenes y adolescentes. Esta experiencia no está separada de la educación general ni de sus Instituciones sino que está integrada con los objetivos y contenidos de cada una de ellas.